Simplemente estoy sin palabras después de la gran
decepción que me llevé este fin de semana en el Campeonato del mundo que se
celebró en París (Bercy).
Después de un duro trabajo de entrenamiento, preparación,
disciplina, alimentación, mucho sacrificio y un largo etc. A veces todo lo
hecho no sirve para nada cuando las cosas no salen como uno quiere y como
tienen que salir. Y es que todo lo dicho es lo que realmente viví este fin de
semana.
No voy a contar nada que ya no se sepa en cuanto a la
competición, pero si mis sensaciones.
Nunca en todos los años que llevo compitiendo había ido a
una competición tan en forma como esta, a nivel de sensaciones iba ligero como
una pluma y la motivación y la confianza estaban al máximo.
El primer día de competición en los cuartos de final pude experimentar
todo el buen trabajo hecho con David Macià, escalando a gusto y cómodo en las
dos vías sin mucho esfuerzo.
El segundo día en semifinales las sensaciones fueron las
mismas de buenas que el primer día, pero esta vez tuve algunos fallos en la
colocación de los pies y del cuerpo debido a que me salté varias presas,
derrochando más fuerza la cuenta aunque aún así pude pasar el corte a finales
en sexta posición.
Y el tercer y último día en la final, a pesar de sentirme
ingrávido y con unas sensaciones espectaculares en la zona de aislamiento como
en toda la competición, no pude hacer nada para reflejarlo.
Un volumen en la entrada de la vía, nada mas cogerlo no encontré
nada de tacto, simplemente se me resbalaba, y cuanto mas buscaba la posición
más se me iba, no podía estar más tiempo parado y al final junté manos sin
sentir nada de adherencia, subí el talón y sin más tuve que tirar sin remedio,
con la consecuencia que se me fue el talón y detrás todo el cuerpo en una imposible
revenida de parar, cayendo en las más profunda frustración de no poder luchar
lo más mínimo, quedando en la última posición.
Fotos: Sheila Farrell McCarron, Sytse van Slooten, Leo Zhukov, Yanne Golev.
Todo lo vivido me demuestra que en ocasiones no gana el
que más fuerte está, o el que más bien se prepara, sinó el que tiene más suerte
y ese día se le encajan todas las piezas como si de un puzle se tratara.
Desde aquí agradezco a toda la gente que me ha estado
siguiendo, creyendo en mí, y apoyándome en todo momento, sois todos muy grandes
y eso es lo que hace que siempre estemos luchando por las metas hasta el final,
mil gracias.
Y como no, felicitar a Adam Ondra por su espectacular
merecida victoria.
Ahora después de este duro golpe de moral, a retomar poco
a poco de nuevo los entrenamientos para seguir con los siguientes objetivos...